Quizás el argumento más común y más serio para cuestionar la posibilidad de la independencia de Catalunya sea el de una hipotética ruptura de la cohesión social y de la quiebra de la unidad civil de los catalanes. Se trata, por otra parte, de un viejo temor que ya justificó muchas renuncias políticas durante la transición a la democracia, y hasta ahora mismo ha seguido siendo la gran excusa histórica del PSC para dar cuenta de su subordinación al PSOE: evitar el lerrouxismo en este país.
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