De acuerdo: hay razones para no echar las campanas al vuelo por el anuncio del cese de las acciones armadas de ETA. Se han frustrado tantas veces las esperanzas, que como en el cuento de Pedro y el lobo, ahora todos nos curamos en salud. Incluso, también es cierto, en el mensaje se puede echar de menos concreciones y, como algunos parece que piden con tanta prisa, arrepentimientos. Pero entre la satisfacción moderada, incluso la precaución serena, y el desdén hacia el cese de actividad armada con el que se está reaccionando por parte de los gobiernos vasco y español, y en voz de los medios de comunicación de fidelidad nacional española, creo que hay un trecho demasiado largo.
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