Tengo la absoluta convicción de que Catalunya está saliendo rápidamente de su etapa depresiva. Hasta hace pocos meses, el relato hegemónico, el frame desde el que se observaba la realidad catalana era el de un país en declive: fracaso del sistema educativo, deterioro del modelo sanitario, incapacidad para salir de la baja productividad, desafección hacia la política, y todo sumido en una grave crisis de valores… Cualquier dato que encajase con esta interpretación de la realidad catalana era informativamente sobredimensionado como una prueba más del gran desastre.
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