- son unas elecciones raras. Catalunya vive uno de sus momentos más críticos después de la restauración de las instituciones de gobierno democrático, y los partidos se presentan tocando el violín. La crisis económica ha agudizado el drama del largo espolio fiscal, que se acerca al 10% del PIB y unos 22.000 millones de euros anuales. Por otra parte, la sentencia del Tribunal Constitucional ha cortado de raíz el horizonte que los catalanes nos habíamos dibujado en el Parlament y que, previo cepillado en las Cortes y en un acto de resignación -que se vendió como de realismo y de responsabilidad y ahora se descubre como irresponsable-, se votó favorablemente en referéndum.
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