Las campañas electorales son periodos verdaderamente interesantes desde el punto de vista comunicativo. La cantidad y rapidez con que se produce discurso oral, visual y escrito, es decir, la densidad de mensajes emitidos, de réplicas, de desmentidos y matizaciones, de análisis, y particularmente el conjunto de confusiones que producen a lo largo de esos días, constituyen un maremágnum de significados que, fuera del fragor de la batalla, deberían merecer más atención académica, tan serena como crítica.
Continue reading