Otros obispos, otros referentes
Los “Bisbes de Catalunya” han hecho público con fecha 21 de enero un documento titulado “Al servei del nostre poble” para conmemorar los veinticinco años de aquel otro que había publicado “Conferencia Episcopal de Catalunya”, “Arrels cristianes de Catalunya”. De extensión muy parecida, son dos documentos que señalan de manera muy clara las diferencias significativas entre el episcopado catalán de 1985 y el actual. En un lenguaje más directo y con una profunda perspectiva histórica y social el documento de 1985, el actual es de carácter más doctrinal y espiritualista. Baste con decir que el documento de 1985 tenia 15 notas a pié de página: de Pio XII y del cardenal Feltin, una; del Vaticano II, Prat de la Riba, Torras i Bages, Carles Cardó y Vicens Vives, dos, y de Juan Pablo II, tres. El de 2011, con 54 notas a pié de página, cita 21 veces a Benedicto XVI; 9 a Juan Pablo II; media docena a diversas fuentes vaticanas; cuatro a los propios obispos catalanes; sólo una a Pablo VI, otra al Vaticano II y otra al Concili Provincial Tarraconense, y el resto, casi una docena, son citas bíblicas.
Ambos textos abordan la realidad de Catalunya y una lectura comparada permite recordar que en 1985 había un tasa de paro del 22 por ciento, es decir, aun superior a la actual. Pero desde el punto de vista político e institucional, el primero suponía la construcción de un discurso episcopal propio, con frases memorables como “la existencia de la nación catalana exige una estructura jurídico-política adecuada que haga viable el ejercicio de (sus) derechos” o aquélla en la que se expresaba el deseo –no conseguido- de que “fueran, principalmente, nuestros hermanos católicos del resto de pueblos de España los primeros en comprender y acoger (nuestras) aspiraciones”. En cambio, el segundo no supone novedad alguna en cuanto casi todo se apoya fuentes oficiales de carácter general. Destacaría en el segundo la reflexión sobre la “identidad colectiva”, el hincapié en la reciente visita de Benedicto XVI a la Sagrada Familia y el repaso de los retos actuales, cuestiones todas ellas bien resueltas y, hay que decirlo, sin los rancios conservadurismos a los que nos tiene acostumbrada la Conferencia Episcopal Española. En definitiva, un buen documento, pero del que dentro de 25 años nadie se va a acordar.
- Pot llegir l’article al web de La Vanguardia.