El mundo social se encoge
Habíamos convenido –quizás demasiado precipitadamente– que las sociedades tradicionales constituían un mundo pequeño, local, casi inmóvil, de relaciones cara a cara, intensamente autoritario y con unas formas de control social sobre los individuos y sus conciencias casi asfixiantes. Y, con una alegría también excesiva, habíamos considerado que la modernidad ensanchaba el mundo, que lo globalizaba y lo aceleraba, que nos permitía refugiarnos en el anonimato de las grandes ciudades creando unos espacios de mayor libertad….